domingo, 28 de junio de 2009

Diógenes vs. Medios de desinformación


No sé a quién se le ocurrió la idea. Pero sí sé una cosa: ha sido la prensa la que le ha dado difusión. Me refiero a eso que algunx malnacidx ha llamado síndrome de Diógenes. Este síndrome consiste, como sin duda ya sabéis –y, si no, ya os lo explico yo–, en que la persona que lo padece, generalmente unx pobre viejx que vive solx, se dedica a acumular dentro de su casa la basura que se va encontrando por ahí tirada. Al final, lo más frecuente es que lxs vecinxs llamen a la poli o, mejor aún, a algún programa de la tele para que vengan a grabarle y a humillarle y así el público, cómodamente sentado en el sofá de su casa, pueda reírse impunemente.

Vale, muy bien, ¿verdad? Pues no. Muy mal. A eso me refiero: ¿de quién cojones fue la idea de denominar a esa puta enfermedad síndrome de Diógenes? Pues, de momento, a alguien que no tiene ni puta idea. Hace unas semanas, sin ir más lejos, pude leer en El País la última muestra de esto que digo, esta miserable campaña de desprestigio. Un artículo titulado Y el síndrome de Diógenes llegó al ordenador. Tratando el problema del spam en el correo electrónico, identifica a Diógenes con la "manía de almacenar basura". Leyéndolo, cualquiera llegaría a la conclusión de que Diógenes también es culpable del spam en Internet.

Bueno, pues, si algunx de estxs presuntxs Profesionales de la Información se hubiera molestado en informarse, habría descubierto lo que estoy diciendo: que eso que ellxs llaman síndrome de Diógenes no tiene nada que ver con Diógenes, Diógenes de Sinope, y que, de hecho, ese tipo de comportamiento es el más opuesto al suyo propio que se pueda imaginar. Habría descubierto que Diógenes fue un hombre y un filósofo, el máximo exponente de la escuela cínica, que eligió una forma de vida basada en la frugalidad. Rechazó todo lo que es innecesario y superfluo para vivir una vida más autónoma y más auténtica. Y hay que decir que, en la época en la que él vivió, el siglo IV a. C., la gente vivía con mucho menos que hoy en día. Bueno, pues Diógenes vivió con menos aún, rechazando todos los bienes materiales innecesarios, que son casi todos: eso que hoy conocemos como Consumo. Eso que encadena el espíritu y convierte a poseedorx en poseídx y a consumidorx en consumidx. Y no lo hizo por capricho. Con ello, Diógenes endureció su espíritu, se hizo más autónomo y día a día ganó su libertad, lo más preciado para él. Y así, nos regaló una valiosa lección: para ganar la libertad, es necesario renunciar a todo lo innecesario.

Lo que hace toda esta teoría especialmente valiosa es que no se queda en mera teoría: es una práctica. Diógenes vivió como pensaba. Como negaba la propiedad privada, llevaba consigo, en su zurrón, todo lo que necesitaba y vivía en un tonel. No contento con ello, se dedicó a burlarse de lxs ciudadanxs de Atenas; a señalarles lo equivocado, convencional y ridículo de cada una de sus costumbres y cada una de sus verdades, y a incitarles a vivir según su naturaleza. Porque, según lxs cínicxs, los hombres –y las mujeres– se han apartado de su naturaleza y por tanto han dejado de ser hombres –y mujeres. Eso explica, por ejemplo, que Diógenes deambulara por el ágora, en pleno día y con un farol encendido, buscando un hombre. O que se cachondeara de quienes se arrodillan para rezar a sus dioses. O que se masturbara en público. O que, cuando Alejandro Magno, que admiraba al filósofo, se le acercó para decirle que le pidiera lo que quisiera, él le contestara: “Que te apartes y no me quites el sol”. Y así todo.

Así pues, brevemente explicado esto y puesto en relación con lo que he comentado en principio, queda meridianamente claro lo que he dicho: que lo del síndrome de Diógenes no tiene ningún sentido. Porque, si Diógenes rechazaba toda posesión material, ¿para qué habría de ir por ahí recogiendo basura? ¿Y dónde habría de almacenarla, si vivía en un tonel?

Y no es que esto que digo sea algo difícil de comprobar, no. ¿No se supone acaso que es deber de quien se dedica a informar contrastar sus fuentes? Sí, lo es. Y eso me lleva a pensar que no se trata de ningún error, sino que es algo hecho a conciencia. Porque ni siquiera ahora, después de todo el tiempo transcurrido, lxs mierdas de este mundo perdonan a Diógenes que pusiera patas arriba su mierda de sistema de valores, el de antes y el de ahora, que, básicamente, sigue siendo el mismo; sólo que más corrupto, más viejo y más feo.

Y eso es lo que más me revienta de todo este asunto. Porque, que una pandilla de abusonxs que tienen los medios en sus manos se dediquen a difamar, pongamos por caso, a lxs anarquistas, llamándonos terroristas o piradxs o gamberrxs… Mal está, en efecto; sobre todo porque nosotrxs no tenemos sus medios y no podemos defendernos de sus ataques en igualdad de condiciones.

Pero ahora, que se dediquen a difamar a alguien que lleva veintitrés siglos muerto… Bien, éste no puede defenderse de ninguna forma. Alguien tiene que hacerlo por él. Así que, modestamente, desde aquí, lo hago yo: ¡dejad tranquilo a Diógenes, hijxs de putx!

Y, ya que estoy, reivindicar su figura y rendirle un pequeño homenaje.

¡Salve, Diógenes el Perro!



jueves, 4 de junio de 2009

Erecciones europerras



Aquí vienen de nuevo.


Ahora intentan enmascarar su Unión bajo un ligero barniz de democracia. Lo cierto, sin embargo, es que este mostrenco burocratizado fue creado por motivos económicos. Y todxs sabemos que la Economía Capitalista no tiene nada de democrática. Una pequeña ojeada histórica deja bien claro, a quien quiera verlo, que la Construcción Europea se ha hecho según los designios de las élites que manejan la Economía: la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, la Comunidad Europea de la Energía Atómica, la Comunidad Económica Europea, Maastricht, el Euro, el Banco Central Europeo...

A mí, al menos, nadie me ha preguntado si todo este proceso me parecía bien o me parecía mal. Y huelga decir que me parece fatal. ¿Qué me importan a mí los negocietes que se quieran hacer cuatro bastardxs capitalistas? Ya sé que, para que a ellxs les vaya bien, es necesario que a mí me vaya mal. Así pues, ¿por qué bendecirles con mi voto? Al contrario, lo que me interesa es que les vaya fatal y que sus negocios se hundan en el cieno más abisal. Sí, sí, a mí me interesa que haya más Crisis. ¡Al infierno, hijxs de putx!


Y todo ello sin contar con que, en efecto, no creo en el Sistema Parlamentario. Me parece ontológicamente imposible que ningunx de esxs petimetrxs vaya a representar mis intereses en ninguna parte, y menos en un Parlamento. Y es que, ¿qué control voy a tener yo sobre las decisiones que tomen, una vez que hayan sido elegidxs?

Cualquiera que a estas alturas se trague la sarta de chorrisandeces que los Partidos escupen por la boca y por el culo sencillamente no está en su sano juicio: es un ente alienado, fanatizado, ciego y además orgulloso de serlo. No, no hay ni una sola razón para ir a votar. Y, para que no se os olvide, he desempolvado estas viejas pegatas tan buenas que hizo no recuerdo quién y que siguen teniendo vigencia. Como a mí me gustan: directas al hígado.


Y, por si no fuera suficiente, aquí está Chicho Sánchez Ferlosio, que lo explica mucho mejor. Y además, cantando.


Por último, constatar, una vez más, que las campañas son cada vez más estúpidas, aburridas y asqueantes. No es raro, así, que se espere una participación en torno al 40%. Me parece incluso demasiado.

Comparémonos con Italia, por ejemplo. Allí se está pronosticando una participación en torno al 80%. El doble, vaya. ¿Cuál es el secreto? Pues, sencillamente, una campaña que estimula la entrepierna: políticos pederastas, ministras buenorras sacadas del Telecupón, divorcios televisados, monopolios mediáticos, criminalización sistemática de lxs gitanxs y lxs inmigrantes, orgías en la Cerdeña a cuenta del erario público, chistes que dejan a Jaimito Borromeo a la altura de los Monty Python...

Hay que reconocerlo: lxs políticxs italianxs sí que se esfuerzan. Hace mucho que comprendieron que la política es, por encima de todo, espectáculo. Y lo están dando. En comparación, aquí el panorama es bien triste. Campañas más cerdas es lo que hace falta.

sábado, 16 de mayo de 2009

La manta de seguridad


Hablemos de Peanuts. Claro que, cuando uno se pone a hablar de una obra tan monumental y tan vasta, con casi 18.000 tiras dibujadas a lo largo de 50 años, ¿por dónde empieza? Bueno, pues no lo sé. Pero yo voy a empezar por la manta de seguridad.

La manta de seguridad es ese trapo que Linus lleva consigo a todas partes. Linus es el mejor amigo de Charlie Brown (si obviamos a Snoopy), pero el mejor amigo de Linus no es Charlie Brown: es su manta de seguridad. La manta viene a ser su apoyo emocional. Como él mismo dice, la manta evita que sus nervios exploten. Esto, que puede parecer una tontería, en realidad no lo es. Y, cuanto más lo pienso, menos me lo parece. Porque, si lo pienso bien, veo que todxs necesitamos algo a lo que agarrarnos. Especialmente en los momentos difíciles. Y los personajes de Peanuts atraviesan por momentos difíciles casi a cada paso.

Y, si hay que agarrarse a algo, puede que agarrarse a una manta sea lo más razonable. ¿No estamos acaso rodeadxs de gente que se agarra a la Religión, que se aferra al Trabajo, que se engancha a las Drogas? Bien, pues desde este punto de vista, es evidente que una manta crea muchos menos quebraderos de cabeza. Precisamente por ser algo tan concreto y tan inmediato.

Lo mismo pasa, en el terreno de las religiones, con el animismo. Para mí tiene mucho más sentido, si hay que adorar a algo, adorar al mar, adorar al cielo, adorar a las piedras, adorar a los árboles. Al fin y al cabo, son algo concreto y es innegable que están ahí. Por el contrario, las religiones monoteístas adoran a un dios abstracto, invisible, indemostrable. Y, para colmo, un dios que exige una devoción exclusiva y absoluta. Un dios así crea muchos más problemas de los que resuelve. Quedémonos, pues, con la manta.

De hecho, yo creo que la manta de seguridad es la principal diferencia entre Linus y Charlie Brown. Y que, si Charlie Brown tuviera una manta como la de Linus, no andaría siempre tan deprimido y tan jodido. Y, como demuestra esta tira, ellos lo saben.


Y, para acabar, os dejo aquí un video que me encanta. Es un fragmento de la película A boy named Charlie Brown, dirigida en 1969 por Bill Melendez. Estos dibujos capturan muy bien el estilo y la esencia de la tira original, por lo que merece la pena verlos.

Bueno, os pongo en antecedentes. Charlie Brown se marcha a la ciudad para participar en un concurso de ortografía del que depende su autoestima. Para apoyarle, Linus le ha prestado su manta. Sin embargo, con el paso de los días, Linus se va poniendo cada vez peor. Le falta su asidero emocional, está destrozado: necesita su manta. Acompañado por Snoopy, viaja a la ciudad. Busca a Charlie Brown por todas partes y finalmente lo encuentra en su habitación del hotel, donde se ha pasado toda la noche estudiando ortografía. Linus le pide la manta. Horror: Charlie Brown no recuerda dónde la ha puesto. Y entonces...



Me parece maravillosa la música de Vince Guaraldi. Ese piano es que te transporta a otro mundo. Te toca el alma y te hace sentirte como si fueras Linus y estuvieras abrazado a tu manta de seguridad. O sea, la alegría de estar vivo, de ser un puto friki y que te dé igual lo que piensen lxs demás. Y supongo que eso es bastante parecido a lo que debe de ser la libertad, o la felicidad, o algo de eso.

domingo, 19 de abril de 2009

Un pequeño homenaje a Leche Cortada


Me parece que fue por el 2002. Eran Julián a la batería y Álvaro a la guitarra. Se llamaron Leche Cortada. Y se juntaron en Bañares, La Rioja, y grabaron, en un par de mañanas y en un cuatro pistas, una maqueta de diez canciones que en mi opinión ya forman parte imborrable de la Historia del Punk.

Me refiero al punk real, claro. A ése que no necesita de muchos medios. Más aún: al que los medios le sobran. En esa maqueta está la prueba. No se necesita más.

Poco después, el sello Margubete 47 Records sacó un recopilatorio con grupos de la zona, como Skardillo o Imperdibles en el Eskroto. En él se incluía la maqueta de Leche Cortada junto con grabaciones inéditas. Versiones de grupos como Intolerance, Necesidad de Luchar, Human Bastard o Lágrimas y Rabia.

Aún hoy es emocionante escuchar esas canciones. Musicalmente, a mí me recuerdan a grupos como Mierda, Karkaba, Lärm o los primeros H.H.H. Pero vaya, que igual son cosas mías. Las letras, sencillas, directas y geniales, con ese puntito ácido y ese humor que a mí tanto me gusta. No me resisto a transcribir aquí algunas de mis preferidas. Como vais a ver, no tienen desperdicio. Para empezar, un par de hits, ya que creo que son sus dos canciones más conocidas:

LOS PUTEROS SON UNOS VIOLADORES
Chicas llegadas de otros países
Víctimas de la miseria, del engaño
Obligadas a vender su cuerpo a un excremento humano
Maltratadas, humilladas y todo para malvivir
Chulos, puteros, a cambio de droga, placer y dinero
Vidas violais y encarcelais sus sentimientos
Antes que una violación, masturbación


DESTRUYE SU COCHE TUNING
Se gasta todo su jodido dinero en alerones y faldones,
alfombrillas metálicas y un gran radiocasete
Destruye su coche tuning
Se gasta su jodido dinero en tubos de escape,
grandes altavoces y llantas de aleación
Destruye su coche tuning

Luego, tienen canciones que son auténticos manifiestos políticos. Como ésta:

ANTI ANTIFASCISTAS
Cualquier sistema es capitalismo disfrazado
No quiero elegir la forma de ser explotadx
Comunistas, socialistas, estalinistas, marxistas
o en general borregxs antifascistas
No sois mejores que la derecha estricta
Enemigxs directxs de lxs anarquistas
No sólo hemos de acabar con el fascismo
Para ser libres hay que matar al Estado
Sea cual sea, de uno u otro lado
Pues su instinto asesino es el mismo


Y ya para acabar, una que considero una pequeña obra maestra del humor. Sí señorxs, no todo va a ser revolución. También hay que echarse unas risas.

SUCIA PLETINA
Sucia pletina, no jodas mis grabaciones
No me revientes las cintas porque las grabo con amor
Luchas contra la piratería y al servicio del copyright
Yo acabaré con esto con una cinta limpiadora
Sucia pletina, tu juego ha terminado

No puedo dejar de señalar, por último, que para mí esa maqueta, que ahora tengo ante mí mientras escribo esto, también tiene un valor especial, ya que el propio Julián me la regaló y ni que decir tiene que la conservo como un tesoro. Y, aunque hace un porrón de tiempo que no lo veo, lo sigo considerando un amigo en toda regla. Él me animó un montón cuando decidí hacerme vegetariano y me enseñó unas estupendas recetas, como aquellas inolvidables hamburguesas de soja que hizo en la cocina de su casa y que tan ricas estaban. O como ese otro día, el mismo en que me regaló la maqueta, en el que me demostró cómo se puede dislocar y recolocar el hombro a voluntad y sin perder la sonrisa.

¡Pero qué majo!

martes, 7 de abril de 2009

El niño dentro de Hobbes


De todos los tratados que existen sobre disociación de la personalidad, puede que Calvin y Hobbes sea el más interesante. Desde luego, sí que es el más divertido.

A diferencia de otras tiras, en Calvin encontramos un personaje complejo, pero de verdad. Un niño tan egocéntrico que su personalidad se desdobla en dos, pues su descomunal ego no cabe en su pequeño cuerpecito infantil.

¿Y por qué se desdobla su personalidad?

La explicación más aceptada en estos casos es que hay una parte de sí mismo que el sujeto es incapaz de aceptar emocionalmente. Entonces, reacciona expulsando esa parte fuera de sí y proyectándola sobre un ente diferenciado. Como causa de ello, se suelen señalar abusos por parte de algún progenitor. Sin embargo, en este caso es al revés: es Calvin quien abusa de sus padres. Hay como una inversión.

El problema es éste: si su parte aceptable tiene la apariencia de un chaval de seis años, destructivo, caótico, ingobernable y dotado de una imaginación que le transporta a mundos paralelos, ¿cuál es la parte inaceptable? Pues esa otra parte adopta la forma de un tigre devorador de hombres. Por suerte (¿?), en el mundo real el tigre es de peluche y, por tanto, incapaz de comerse a nadie. Por más que el niño lo azuce.

Así es. Paradójicamente, Hobbes es mucho menos agresivo que Calvin y, en general, mucho más tratable. De hecho, muchas veces se encarga de controlar los excesos de Calvin, llevándole la contraria y cuestionando sus actos y sus planes de destrucción masiva. Casi se podría decir que Hobbes actúa como el superego de Calvin. Como una especie de Pepito Grillo; sólo que más cínico y mucho menos repelente.

Sin embargo, aquí hay algo que no encaja: una inversión de los papeles, como dije antes. Y es que todo cobra mucho más sentido si interpretamos que, en realidad, Hobbes no es la proyección de Calvin, sino que Calvin es la proyección de Hobbes. Hobbes es real y Calvin es el muñeco de peluche sobre el que el tigre proyecta su lado monstruoso. ¿No?

Sí. Definitivamente, esto tiene mucho más sentido.


He estado dudando sobre qué tira poner. Hay unas cuantas que están entre mis favoritas. Al final he elegido ésta porque tiene una vertiente más política, cosa que, ya sabéis, es mi debilidad.

No es que a Calvin le interese mucho la política en sí misma. Le interesa, pero como instrumento para lograr sus maléficos planes. Así, lo mismo puede ser un dictador arengando a unas masas imaginarias que un elector (el único) presionando al Presidente (su padre) con una popularidad en declive (y, por tanto, una reelección improbable), en un intento por que éste cambie sus políticas educacionales.


sábado, 28 de marzo de 2009

Creía que no lo soportaría


Creía que no lo soportaría. Esta tarde, la tarde del sábado, me ha tocado currar. Hay establecido -algún hijoputa ha establecido- un sistema rotativo de turnos. De forma que este mes me ha tocado estar allí, como un pringado, todas las tardes de los sábados. Figurando.

Es un trabajo de conserje. Consiste en eso, en estar allí y vigilar. Y lo que hay que vigilar es básicamente un vetusto edificio de seis plantas que alberga talleres, almacenes y locales por el estilo. Fue construído en los años 60 o así, y parece como detenido en el tiempo. No ha cambiado nada: lxs dueñxs se gastan lo mínimo. Todo, absolutamente todo, tiene el mismo aspecto que tendría hace 40 o 50 años. Las viejas y chirriantes persianas, cubiertas de polvo, que suben y bajan a manivela. El suelo, surcado de baches y cicatrices remendadas mil veces. Los cables enmarañados que serpentean por las paredes llenas de mugre. Las bombas de incendios que saltan cada dos por tres, dando unos sustos de muerte. Los ascensores que se quedan colgados un día sí y otro también, a veces con infelices dentro a lxs que, supuestamente, yo he de rescatar. El teléfono de disco, cuya línea chisporrotea y gorgotea y escupe psicofonías que harían furor en el programa del Iker Jiménez.

A todo este montón de mierda, ahora le llamarían vintage, supongo. No negaré que tiene su encanto.

Las tardes de los sábados son particularmente pesadas. No hay ni dios en el edificio. Tampoco hay que hacer gran cosa. El tiempo pasa lentamente. Allí, uno se enfrenta a la Nada más absoluta. Suelo llevarme lectura para pasar el rato. Pero hoy no podía concentrarme en nada. Hoy me sentía yo allí como lo que era: un animal enjaulado. Me sentía inquieto, perturbado. Una presión nauseabunda se me agolpaba en el pecho. Sentía ganas de llorar, de gritar, de salir corriendo y no volver nunca. Hoy he sabido cómo se sentía Jack Torrance en el Hotel Overlook. Por suerte, no estaba conmigo mi familia ni tenía un hacha a mano.

Esto es lo que hace con nosotrxs el trabajo. Doblegar el espíritu humano. Convertirnos en una mierda, en un guiñapo. No hay escapatoria, no hay compasión. Si lo aceptas, si lo tragas, acabarás convirtiéndote en el muñeco que quieren que seas.



Sé que esto no me pasa sólo a mí. Sé que incluso hay gente a la que le pasa constantemente. Callamos porque creemos que tenemos que pasar por ello, que es lo normal, que la vida es así. Es una puta tortura.

Pero no pienso aceptarlo. Yo aún quiero salvarme. Esto no es vida. No es normal, no es bueno, no es saludable. Es irracional. El trabajo nos convierte en mercancía, carne de explotación, capital humano. Nos anula, nos somete. Nos mata.

Yo no estoy muerto. Aún no.

Creía que no lo soportaría. Entonces, he cogido un trozo de papel y he escrito esto. Eso me ha ayudado un poco.



Epílogo: He estado dudando si colgar esto aquí o no. ¿Demasiado personal? Es un blog personal... Al final me ha parecido mejor compartirlo con vosotrxs. Para que no os sintáis tan solxs. Para que podáis decir: Menos mal. No es cosa mía. No soy la única persona a la que le ocurre esto.

Para que veáis lo enrollao que soy.

martes, 24 de marzo de 2009

Fuera rectores de la Universidad


Algo hemos sacado en limpio de todo esto. Por ejemplo, yo por fin me he enterado de por qué se llama Plan Bolonia. Al parecer, en caso de que a alguien no le gustara el Plan A, el Plan B consistía en enviar a la policía para hacer con la disidencia salsa boloñesa.

En efecto. Como podéis ver, los mossos d'esquadra salieron el miércoles pasado a picar carne. Todo en nombre de la Democracia, por supuesto. El portavoz de los mossos se hizo el ofendido -en realidad, estaba orgulloso- cuando surgieron las comparaciones con los famosos "grises", delante de los cuales, según parece, corrió todo el mundo durante el franquismo. El mismo mundo que, como el Montilla, presidente de la Generalitat, defiende la actuación de los mossos y califica a sus víctimas de "minoría radical", con lo cual se merecen las hostias recibidas. Parecen pensar que las hostias de la policía actual duelen mucho menos que las de la policía de antes. Puede que lo piensen porque, después de todo, es cierto que corrían, corrían como el viento, y las hostias en cuestión nunca les alcanzaron. ¿O será que las han olvidado ya? Enigmas sin resolver...

Es sólo parte de los abusos de los mossos a la gente que protestaba por el desalojo de la UB.


En cualquier caso, nada nuevo bajo el sol. Ocurre, no obstante, que esta vez también ha recibido la prensa, y eso, claro, le ha dado al asunto mayor repercusión mediática. También recibieron un niño de 10 años, unos cuantos vejetes y un montón de gente que pasaba por allí. Pero éstxs no tienen dónde quejarse.

En cuanto al Plan o Proceso Bolonia en sí, la verdad es que no me he enterado muy bien. No he podido encontrar a nadie capaz de explicármelo con un poquito de coherencia. Se han hecho, eso sí, llamamientos al diálogo. No se habla de otra cosa en esta puta democracia. Sin embargo, el diálogo no ha comparecido. Como de costumbre, vaya. Siempre es más cómodo enviar a la policía. Las porras hablan alto y claro.

Por lo que he entendido, lxs partidarixs del Plan hablan de homologación de los títulos en toda la Unión y mejora de las salidas laborales. Sin duda, eso debe de significar que las empresas podrán explotar a las masas universitarias con mayor comodidad.

Lxs detractorxs, en cambio, critican la mercantilización de la Universidad. Es decir, los estudios se orientarán primordialmente a las necesidades de las empresas, en lugar de a la búsqueda del conocimiento y esas cosas. Además, el aumento de las horas presenciales dificultará a lxs estudiantxs compatibilizar el estudio con el trabajo, lo que impedirá a mucha gente el acceso a una carrera, al no poder pagársela. O sea, Universidad sólo para las élites.

Todos estos argumentos están muy bien. Pero hay algo mucho más definitivo para rechazar este Plan: se trata de algo impuesto desde arriba, sin consultar con lxs afectadxs, lxs de abajo. Si lo aceptamos, eso supone que seguimos aceptando que haya arriba y haya abajo. Estaremos aceptando que nos sigan tratando como a niñxs que no saben lo que les conviene. Que haya rectores que sigan rigiendo nuestras vidas.

Por eso,

¡FUERA RECTORES DE LA UNIVERSIDAD!

miércoles, 11 de marzo de 2009

Me gusta jugar con mi amigo Miguelito


Últimamente estoy releyendo a Mafalda. Me la leí entera hace ya unos años. Como entonces, me encuentro con tiras muy buenas y otras que no me gustan tanto. Por ejemplo, el personaje de Mafalda me resulta un poco cargante. Para empezar, sus inquietudes políticas son impropias de su edad, pero a la vez son bastante naif, y la verdad es que, la mayor parte de las veces, Quino no se moja demasiado. Otros personajes, como Manolito o Susanita, son un poco planos. Es decir, previsibles. A pesar de ello, tienen buenos momentos. Felipe, con su desbordante imaginación y su personalidad un tanto agónica, está claramente por encima de ellxs.

Pero, para mí, la estrella de la función es sin duda Miguelito.

En primer lugar, es un personaje más complejo y un niño más creíble. Me parece que esto se debe a que Miguelito no estaba inicialmente en la tira. Quino lo introdujo más tarde, cuando estaba, pienso, más maduro como creador -se nota también en su trazo, ya que gráficamente los personajes están mejor definidos- y por eso pudo diseñarlo mejor.

En segundo lugar, su ingenuidad parece más auténtica. No suena a impostada, como la de Mafalda. Por eso, Miguelito es capaz de lanzar cargas a mayor profundidad.

En tercer lugar, es un niño egocéntrico, como casi todxs lxs niñxs, y eso lo hace terriblemente divertido, porque lo convierte en una visión muy irónica de cómo somos los seres humanos. Su forma de ver las cosas es siempre LA forma. Se cree inmortal y lo cuestiona todo sistemáticamente. Aporta una percepción que es como un mazazo. No tiene ninguna piedad con sus amigxs, que le consideran "raro" y a lxs que suele dejar brutalmente descolocadxs.

Me resulta difícil elegir mi tira preferida entre todas las de Mafalda. Creo que es ésta. Atención a la reacción de Miguelito: aunque su reflexión final puede parecer cruel, en realidad se limita a traducir las palabras de Mafalda, típicamente antropocéntricas.

Veamos.


martes, 10 de marzo de 2009

El capitalismo es insostenible, es irreformable y además es desagradable



Creía que no sería así. Al fin y al cabo, deberíamos estar acostumbradxs, pues cada pocos años nos vemos metidxs en una de éstas. Son como el viento o el granizo: algo inherente al ecosistema en el que nos movemos.

Pero al final ha ocurrido: estoy hasta los cojones de la puta crisis. Y no por sus supuestos efectos devastadores. No. Los efectos eran igual de devastadores cuando la economía estaba -otra vez supuestamente- en la cresta de la ola. Pero sí, eran menos visibles. Es decir, menos mediáticos.

No. Lo que me irrita de todo este asunto es la incongruencia autoconsciente, convenientemente aderezada con sus buenas dosis de manipulación e hijoputismo.

Por un lado, no dejan de repetirnos, desde sus atalayas del rock 'n' roll, que el sistema ha fallado estrepitosamente. Esto lo reconocen hasta lxs gurús del ultraliberalismo económico. De hecho, ellxs fueron lxs primerxs que corrieron a pedir auxilio a Papá Estado en cuanto se les acabó el suelo bajo los pies. Pues sí, mamonazxs: no es que el Sacrosanto Mercado os haya fallado. Os creéis la hostia y tenéis memoria de pez: el Mercado siempre ha sido así, ¿vale? Un crecimiento continuado hasta el infinito es imposible. Im-po-si-ble. Según vuestros esquemas subnormaloides, los beneficios de un año han de ser siempre superiores a los del año pasado. Pero eso no puede ser. Necesariamente, todo lo que sube tiene que bajar, y por eso los ciclos económicos son consustanciales al capitalismo. Tiene que haber crisis por cojones: es una ley física inapelable, y ni siquiera con todo vuestro puto dinero os la podéis saltar. Más que nada porque el Dinero al que adoráis sólo es papel y vosotrxs sois unxs putxs imbéciles.

Bien, como iba diciendo... Por el otro lado, ninguna de las lumbreras que dirigen los destinos del Universo conocido han hecho absolutamente nada para cambiar el estado de las cosas. Tampoco es que se pudiera esperar nada de ellxs, claro. Precisamente están en una posición predominante gracias al Sistema putrefacto que ahora se les está descomponiendo y aguantarán todo lo que puedan, aferradxs a sus sillones.


Y así, claro, todo seguirá exactamente igual que como ha sido hasta ahora. Regalaremos toneladas de pasta a los bancos y a las empresas, igual que lxs Antiguxs hacían sacrificios humanos a sus dioses; sólo que los sacrificios de ahora se llaman paradxs, excluídxs, indigentes, sintechos... basura, vaya. Pero bueno, saldremos de ésta. Y, dentro de diez o quince años... ¡Zas, otra vez en crisis! Y otra vez lo mismo: "¡Dios mío, cómo ha podido pasar esto!", etc.

¿Estamos tontxs o qué? A ver si nos enteramos de una vez: el capitalismo no se puede reformar. Precisamente por su gran capacidad de adaptación, siempre encontrará la manera de hacer lo mismo por otra vía, aunque sea, formalmente, completamente diferente. La única manera de reformar el capitalismo es destruyéndolo. Así, desde la base, y construír un sistema radicalmente distinto. Igualitario, justo, transparente... Democrático. Porque, me cago en la puta hostia, el capitalismo es incompatible con la democracia. ¿Acaso lxs dueñxs de las empresas, de los bancos, etc., han sido elegidxs por alguien? ¿Y acaso no son ellxs, y no lxs políticxs, como pretenden hacernos creer, quienes toman las decisiones reales? Entonces... ¿de qué #%&*@! democracia estamos hablando?

Pues bien, si queremos acabar con el capitalismo, no podemos confiar en que lxs de arriba lo vayan a desmantelar. Dejémonos de obamapolleces. No podemos confiar en vanguardias ni en mesías. Sí, amigxs, es duro, pero es así: tenemos que hacerlo nosotrxs mismxs.

No se trata de hacer la revolución, no. No seamos ingenuxs. Este desaguisado no se arregla en cuatro días. Las jerarquías se reproducirían como los hongos, y otra vez vuelta a empezar. Y la hemos cagado ya tantas veces... Para evitarlo, hay que estar preparadxs. Es preciso un alto nivel de autoorganización, de autoeducación: un alto nivel de anarquía. Y eso es algo que se va contruyendo día a día. Es necesario cambiar nuestras actitudes, nuestras formas de pensar. Hay que cortar los lazos que nos atan al Poder. Ahora mismo somos muy dependientes. Estos cabrones nos han vendido un montón de mierda, nos han llenado la cabeza de bazofia, y nos la hemos tragado como si nos fuera la vida en ello. Partimos casi de cero. Por eso, será una labor ardua. Cambiémonos a nosotrxs mismxs, rompamos nuestra dependencia y ganemos la vida. Ese día, la Revolución ya estará hecha, no necesitaremos de nuestrxs opresorxs y, sencillamente, desaparecerán, porque su Poder habrá desaparecido.

Y se acabó la Crisis.


viernes, 23 de enero de 2009

Cualquier noche puede salir el sol


Bien, supongo que ahora mismo os estaréis diciendo algo así como: Joder, ¿otro blog? ¿Qué sentido tiene abrirse un blog, ahora que ya todo el mundo tiene uno?

Bueno, pues reconozcámoslo ya: es muy probable que no tenga ningún sentido. Ocurre, sin embargo, que yo también tengo algo que decir. Y voy a hacerlo, bien fuerte, para que me oigan hasta lxs de las últimas filas. Ésxs que siempre se quedan fritxs porque todo les importa una mierda.

Ahora bien, ¿qué voy a deciros? Eso no lo tengo muy claro. De momento, al menos. Ya lo iré pensando -porque para pensarlo siempre hay tiempo- y os lo iré comunicando según se me vaya ocurriendo. Así os enteraréis casi al mismo tiempo que yo. Qué guay, ¿eh?

Podría ocurrir incluso que no tenga nada que decir, y entonces os quedaréis con un palmo de narices, esperando ese importante mensaje que ha de llegar y tal vez nunca llegue. En efecto, cabe la posibilidad
. Incluso es muy probable que ésta sea la única entrada que escriba.

Sea como fuere, aquí estoy, armado de turbias intenciones. Ya digo que no sé muy bien cuáles son, pero de lo que estoy bastante seguro es de que esto no va a ir precisamente de buen rollo y paz social. Sospecho, más bien, que mis actividades aquí van a ir encaminadas hacia la catarsis y a desatar de todos los infiernos.
Así es. Esta primera entrada quiere ser, pues, una declaración de guerra. Sí, de guerra: un grito desmesurado contra todo lo que, literalmente, me (nos) está jodiendo la vida.

Y es que, he de decíroslo ya, y quienes me conocen tal vez puedan atestiguarlo: soy en apariencia un tío bastante simpático. Encantador, incluso. Pero, bajo esta seráfica envoltura, ruge la marea de la indignación.


En verdad, en verdad os digo: todos los días ejerzo sobre mí mismo un sobrehumano esfuerzo de contención para que mi rabia no aflore, para que no se produzca esa temible erupción que ruge en mi interior y amenaza con estallar en cualquier momento. Me esfuerzo y me esfuerzo mucho, podéis creerme, y espero que sepáis apreciarlo, por comportarme como un ser civilizado, por moderar mi justa ira y haceros comprender, de un modo asequible y racional, por qué me siento así. Como un preso en su prisión.


De hecho, sé que la mayoría de vosotrxs, si no todxs, también habéis sentido, alguna vez o todo el tiempo, esto mismo que os digo. Y que sufrís en silencio y ardéis en deseos de vomitar vuestro odio, plenamente justificado –porque de justicia es odiarla-, contra toda la mierda que, implacable, nos asedia a diario.

Y a todo esto espero dar salida aquí. Y por eso pienso que ni cristo se va a leer este panfleto. Porque, en el fondo, aunque no queráis reconocerlo, todxs sabéis ya lo que tengo que deciros y del mismo modo os consumís por dentro por expresar lo que bulle en el interior de todxs nosotrxs. Porque, en realidad, todxs estamos hechos del mismo material y anhelamos lo mismo. Muchxs de vosotrxs aún no habéis encontrado las palabras. Esas palabras que abran la espita y liberen la tremenda presión que padecéis. Pero las seguís buscando, y esa búsqueda no debéis abandonarla. Porque sentís esa zozobra, en cualquier caso, igual que la siento yo y la sentimos todxs.

Buenas noticias, pues: no estáis solxs. Esa sensación es el síntoma inequívoco de que algo no funciona bien. Aferraos bien a ella, puesto que quizás sea el último vestigio de cordura que os quede en vuestras caóticas vidas. Y abramos, pues, la boca y, como bien dice Agustín García Calvo –tan socrático él-, arrinconemos nuestro maldito ego, ese cosa inútil, esa mentira. Destruyámoslo incluso, y dejémonos hablar, y que por nuestra boca hable el Pueblo. Porque todo lo que merece la pena ser dicho está ahí ya desde siempre.

Y por eso me da igual que nadie me lea. Claro que sería bonito, para qué negarlo, establecer comunicación con algún ente externo a mí. Eso confirmaría, al menos, que aún sigo vivo, ¿no es cierto?

Pero no, no se trata de eso. Espero, más bien, que este blog me sirva de guía, brújula o carta de navegación; que me permita reflexionar, conocer y comprender mejor el mundo y a mí mismo, en el supuesto, claro, de que no sean la misma cosa; que me lleve adonde quiero llegar.

¿Y adónde es eso?

Pues a la anarquía, naturalmente.

Salud, compañerxs.